Las cuijas, lagartijas o salamanquesas, como les llamen, esas pequeñas lagartijas que rondan por el interior de las casas y a las que muchas personas temen por sus grandes ojos y su peculiar aspecto aunque son totalmente inofensivas y muy útiles como devoradoras de insectos nocivos, se han convertido en objeto de investigación por parte de científicos que quieren saber en detalle cómo pueden caminar tan ágil y velozmente por techos y paredes, y aún sobre vidrios, espejos y otras superficies lisas.
Uno de esos estudios ha revelado que las patas de estos pequeños reptiles tienen una capacidad de adhesión tan grande que podrían soportar un peso muchos miles de veces mayor que la del propio animal.
Ya desde hace algún tiempo se conocía el mecanismo por el cual las lagartijas se adhieren a las superficies. En los dedos de las patas poseen millones de unas peculiares estructuras en forma de diminutas setas o pelillos, ramificados en los extremos. Esos filamentos microscópicos interactúan con las pequeñísimas irregularidades que existen aún en las superficies más lisas. En un principio se creyó que se enganchaban en ellas, pero ahora se sabe que la adhesión se debe a lo que los físicos conocen como fuerza intermolecular de Van der Waals, por el científico holandés que la descubrió. Es una atracción o enlace que se establece
entre dos moléculas cuando se hallan muy próximas, y en el caso de las
patas de las cuijas y también de otros animales, como las arañas el fenómeno ocurre debido al pequeñísimo tamaño de los pelillos, que son diez mil veces más delgados que un cabello humano. Por ello el contacto entre la superficie y las patas ocurre a nivel molecular y aparece la fuerza de Van der Waals.
Pero quizá lo más asombroso es la rapidez con que los pelillos se adhieren y se desprenden. Una salamanquesa que cae sobre la hoja de un árbol, queda sujeta a ella apenas 15 milésimas de segundo después de haberla tocado. Y aquí hay que subrayar que la hoja no es un sustrato firme, como una pared, sino que se mueve por el impacto del animal. Esto significa que la adherencia tiene que ser extraordinariamente efectiva. Y también en milésimas de segundo, la salamanquesa puede soltarse de su asidero y seguir caminando o saltando.
Desde luego, muchos lectores se preguntarán qué importancia tiene
seguramente alguna vez e le han quedado pegados a la piel o la ropa.
Uno de esos estudios ha revelado que las patas de estos pequeños reptiles tienen una capacidad de adhesión tan grande que podrían soportar un peso muchos miles de veces mayor que la del propio animal.
Ya desde hace algún tiempo se conocía el mecanismo por el cual las lagartijas se adhieren a las superficies. En los dedos de las patas poseen millones de unas peculiares estructuras en forma de diminutas setas o pelillos, ramificados en los extremos. Esos filamentos microscópicos interactúan con las pequeñísimas irregularidades que existen aún en las superficies más lisas. En un principio se creyó que se enganchaban en ellas, pero ahora se sabe que la adhesión se debe a lo que los físicos conocen como fuerza intermolecular de Van der Waals, por el científico holandés que la descubrió. Es una atracción o enlace que se establece
entre dos moléculas cuando se hallan muy próximas, y en el caso de las
patas de las cuijas y también de otros animales, como las arañas el fenómeno ocurre debido al pequeñísimo tamaño de los pelillos, que son diez mil veces más delgados que un cabello humano. Por ello el contacto entre la superficie y las patas ocurre a nivel molecular y aparece la fuerza de Van der Waals.
Pero quizá lo más asombroso es la rapidez con que los pelillos se adhieren y se desprenden. Una salamanquesa que cae sobre la hoja de un árbol, queda sujeta a ella apenas 15 milésimas de segundo después de haberla tocado. Y aquí hay que subrayar que la hoja no es un sustrato firme, como una pared, sino que se mueve por el impacto del animal. Esto significa que la adherencia tiene que ser extraordinariamente efectiva. Y también en milésimas de segundo, la salamanquesa puede soltarse de su asidero y seguir caminando o saltando.
Desde luego, muchos lectores se preguntarán qué importancia tiene
saber por qué estas lagartijillas caseras pueden caminar tan ágilmente por techos, espejos, ventanas y paredes. La respuesta es que, al estudiar ese mecanismo de adherencia de sus patas, se podrán diseñar nuevos adhesivos, totalmente diferentes a los actuales, que son sustancias fluidas y pegajosas. Las patas de las lagartijas no se pegan, sino que se adhieren mecánicamente, aún cuando la superficie esté mojada o engrasada, condiciones en las cuales no funcionan los pegamentos ordinarios. Al conocer mejor la manera en que ello ocurre, se podría fabricar materiales semejantes a las telas adherentes del tipo del que comercialmente se conoce como Velcro. Estas telas, que ahora se usan en lugar de botones o cierres de cremallera en ropa, carteras, bolsas y otros productos, están formadas precisamente por una multitud de pelillos o ganchitos que se enredan unos con otros pero pueden separarse con un tirón. Poca gente sabe que su inventor se inspiró también en la naturaleza: en esas semillas llenas de pelillos que se
adhieren al cuerpo de los animales o las personas y que a ustedseguramente alguna vez e le han quedado pegados a la piel o la ropa.
Muy buena description ,me ayudo mucho 👍🏽😁
ResponderEliminarQué interesante. Gracias.
ResponderEliminarMuerden?
ResponderEliminarNo lo creas. Realmente son animales insectivoros.
EliminarEllas pueden brincar
ResponderEliminarNo, pero tienen una increíble velocidad para movilizarse. Quizás si un par de estas se encuentran peliando, pueda que una caiga desde el techo de tu casa.
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